18 muertos en la capital de Somalia
Hoteles de Mogadiscio como el Sahafi, donde el asalto terrorista se ha prolongado durante más de 10 horas, han sido objetivo habitual de los yihadistas en los últimos años.
En esta ocasión, un coche bomba explotó fuera del edificio del establecimiento, que también se encuentra a poca distancia de la sede del Departamento de Investigación Criminal de la Policía de Somalia.
Posteriormente, se registró una segunda explosión seguida de disparos en el interior, adonde se habían infiltrado yihadistas vestidos con el uniforme de la misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM).
El grupo Al-Shabab, afiliado formalmente a Al Qaeda desde 2012, se atribuyó de inmediato la responsabilidad del doble ataque en su lucha por instaurar en Somalia un estado wahabita, versión del Islam que es oficial en Arabia Saudita, por métodos violentos.
"Hemos atacado la casa de los 'murtad' (apóstatas del islam), de los no-musulmanes, y hemos matado a decenas de ellos", afirmó el portavoz de Al Shabab Shiekh Abdiacis.
Recién después de cerca de diez horas de asedio, en las que se escucharon disparos y bombardeos en el interior del complejo, volvió la normalidad a la situación. La operación de rescate de las víctimas bajo los escombros arrojó un balance de 18 muertos y decenas de heridos.
Entre los fallecidos se encuentra el exjefe de las fuerzas armadas somalíes Abdikarin Dhegabadan, varios diputados, diplomáticos y el gerente del hotel, indicó a Efe el general Ibrahim Moalin Tagaysa, informó la agencia de noticias EFE.
También murieron dos fotógrafos y los seis atacantes, añadió la agencia de noticias DPA.
Las fuerzas de seguridad somalíes aseguran haber matado a todos los terroristas de Al Shabab implicados en el ataque.
El presidente de Somalia, Hassan Shiekh Mohamud, condenó el ataque y amenazó con lanzar una ofensiva contra el grupo yihadista, en un momento en que muchos critican el fracaso de su gobierno en materia de seguridad.
"Matar a gente inocente no es un acto del islam, debemos eliminar a estos lobos", dijo el presidente somalí.
La campaña de terror desplegada por los radicales en los últimos meses cambió hoy el foco al volver a atentar contra un hotel, con la voluntad de atacar a la clase política, la población civil y a los periodistas, clientes habituales del hotel Sahafi de la capital somalí.
En los últimos meses, los yihadistas habían atacado principalmente bases militares de la AMISOM y a misiones diplomáticas extranjeras, como la de China o Emiratos Árabes Unidos.
Las tropas de la Unión Africana y regionales apoyan desde hace años al Ejército somalí en la lucha contra la milicia extremista, debilitada por la muerte el pasado año de su líder Ahmed Godane en un ataque aéreo estadounidense.
Ello no ha impedido, sin embargo, que Al Shabab haya cometido graves ataques como la matanza de la universidad keniana de Garissa el pasado abril, donde hombres armados mataron a 148 personas, la mayoría estudiantes.
A la libertad de movimiento de los hombres de Al Shabab, que a menudo cruzan a la vecina Kenia, contribuye la frágil situación de Somalia, que vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré.
La caída de Siad Barré dejó al país sin un Gobierno efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.