Abdelhamid Abaaoud, disfrutaba burlando la inteligencia europea

20.11.2015 09:30

Dueño de una sonrisa casi adolescente, el joven belga de 28 años que falleció ayer cuando la policía intentaba detenerlo en las afueras de París, no encaja en los estereotipos que los analistas suelen desplegar para explicar la radicalización, cada vez más frecuente, de jóvenes musulmanes europeos, que abandonan todo para pelear guerras ajenas en Medio Oriente.

Hijo de un padre marroquí que llegó a Bélgica hace unos 40 años, Abaaoud y sus cinco hermanos y hermanas crecieron en el seno de una familia de clase media acomodada, no muy religiosa y, según contó hace unos meses su padre, Omar, siempre le inculcó un profundo agradecimiento al país por haberlo recibido y permitirle crecer económicamente.

Omar Abaaoud es dueño de una tienda de ropa en la avenida comercial más importante de Molenbeek, la localidad de la región de Bruselas que se ha convertido en los últimos años en cuna y punto de reunión de muchas redes de atacantes islamistas.

En una entrevista del diario belga Het Laatste Nieuws de enero pasado, Omar recordó que su hijo Abdelhamid "no fue un chico difícil" y que con los años "se había convertido en un buen comerciante".

Tan bueno era que su padre le compró su propia tienda de ropa para que se independizara.

"Pero de repente, se fue a Siria. Todos los días me pregunto por qué razón se radicalizó tanto. Nunca encontré la respuesta", explicó el padre, quien reconoció que su hijo "le da vergüenza" y les "arruinó la vida".

Según las autoridades belgas, Abaaoud viajó por primera vez a Siria en 2013.

Los únicos antecedentes penales previos que se le conocen son un robo a mano armada en 2010 junto con los hermanos Salah e Ibrahim Abdeslam, dos de los atacantes de París. El primero está prófugo y el segundo se inmoló frente a uno de los bares atacados.

Abaaoud también cometió algunos delitos menores en 2011.

Como suele pasar en estos casos, no está claro cómo el joven pasó de algunos problemas con la policía a convertirse en un convencido de la guerra santa islámica, o yihad.

Abaaoud recién vuelve a mostrase públicamente en 2013 al protagonizar un video del EI en el que cuenta que se está entrenando con ciudadanos franceses cerca de la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, una de las zonas que este grupo islamista controla hace casi dos años, cuando también logró tomar más de un cuarto del territorio del vecino Irak.

Al año siguiente, Abaaoud reaparece en varios videos y ahora sí capta por primera vez la atención de los principales medios de belgas y muchos de Europa.

Sonriente y desafiante, se muestra junto a su hermano Younes, quien entonces tenía apenas 13 años. La imagen del pre adolescente con un fusil Kalashnikov en la mano recorre las tapas de los diarios y las revistas belgas, que inmediatamente lo apodan como "el yihadista más joven del mundo".

Desesperado, su padre, Omar, denuncia a su hijo mayor ante la Justicia por llevarse a su hermano menor.

En otro video, difundido en marzo de 2014 y obtenido por dos periodistas en Siria, se ve a Abaaoud manejando una camioneta que arrastra los cadáveres mutilados de varias víctimas del EI, la milicia que por entonces ya se había hecho famosa en el mundo por ejecutar en cámara a periodistas y trabajadores humanitarios de Estados Unidos y Europa.

Pese a que la cara de Abaaoud ya había sido mostrada varias veces por los medios de comunicación belgas y europeos, no es hasta enero de 2015 que su nombre se convertirá en uno de los más temidos en el Viejo Continente.

El 15 enero pasado, pocos días después de los atentados de París contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judío, la policía belga desmanteló en la ciudad de Verviers una red de atacantes islamistas, que según las autoridades de Bruselas preparaban una nueva ola de ataques contra comisarías.

La Fiscalía federal belga menciona a Abaaoud como uno de los miembros fugitivos de la red, y al día siguiente la revista que difunde el EI, Dabiq, publica en su tapa una foto del sonriente joven belga, quien cuenta, sin disimular su goce, cómo burló los servicios de inteligencia europeos para entrar y salir del Viejo Continente.

Cuatro meses después, un informe del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos ya advertía que los ataques en París y los fallidos planes en Bélgica demostraban que el EI, fuerte hasta ahora en Medio Oriente y en algunas partes de África, había desarrollado una capacidad para golpear el corazón de Europa.

En ese informe, Washington identifica a Abaaoud como "el líder" del Estado Islámico en Bélgica.


Bruselas tomó nota y, en julio pasado, condenó en ausencia al joven islamista a 20 años de cárcel por reclutar a ciudadanos belgas para unirse a la lucha del grupo extremista en Siria.

Una vez que su nombre pasó a encabezar a la lista de los más buscados, investigadores europeos empezaron a conectarlo con algunos de los más resonantes atentados o planes extremistas de los últimos tiempos en Europa.

Fuentes policiales francesas dijeron recientemente al diario Libération que Abaaoud peleó en Siria en el mismo comando que Mehdi Nemmouche, el atacante galo que mató a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas en mayo de 2014.

Además, fuentes policiales y judiciales francesas lo vincularon con Sid Ahmed Ghlam, el estudiante argelino de 24 años que fue detenido en abril pasado en París luego de matar presuntamente a una mujer y planear atacar varias iglesias, y Ayoub al Khazzani, el marroquí que en agosto pasado intentó provocar una masacre en un tren de alta velocidad que viajaba entre Amsterdam y París.

Ese mismo mes, un joven francés que fue detenido por la policía gala tras volver de Siria confesó ante un juez que Abaaoud lo había entrenado en ese país árabe para atentar en Francia contra "una sala de conciertos para producir el mayor número de víctimas posible".

El viernes pasado, al menos 89 personas murieron en el ataque y la toma de rehenes en el teatro Le Bataclan durante un recital de rock.