“Acabo de matar a papá” : Esto declaró la mujer que asesinó a su espero de dos tiros por encontrarlo con su amante.
“Acabo de matar a papá”. Esa fue la confesión que –según informaron fuentes del caso– les hizo a sus hijos Analía Beatriz Cabello (37), acusada de asesinar a su marido y balear a la amante, en un caso que conmocionó a la ciudad bonaerense de Bolívar. Tras contarle lo sucedido a sus familiares, la mujer decidió entregarse.
Los investigadores aseguran que la relación entre la víctima, Alfredo Rodolfo Schuwab (40), y su esposa, ya venía enmarañada. Pero todo fue empeorando durante los últimos días. Una de las posibilidades es que Cabello se haya escondido en el baúl del coche de su marido, al enterarse que la estaba engañando, con el objetivo de sorprenderlo con su amante. Sin embargo, testigos indicaron que la acusada y su esposo habían salido juntos de la casa en la que vivían: él iba manejando y ella, en el asiento del acompañante.
Según reconstruyeron fuentes del caso, un rato más tarde Cabello asesinaría a su esposo de dos disparos en la nuca y le pegaría un tiro en el rostro a la amante de su pareja. La segunda de las víctimas de esta trama es María Luján Aragón (32), quien mantenía un amorío con Schuwab. Había llegado desde La Pampa a pasar el fin de año, con la idea de instalarse en Bolívar. Atrás había dejado a su pareja, un hermano de Cabello. Ayer seguía internada, en grave estado.
Todo ocurrió el lunes a la noche, alrededor de las once, en el kilómetro 401 de la ruta 226, en un santuario del Gauchito Gil. Schuwab y Cabello convivían junto a sus tres hijos en una casa situada en calle Guemes al 1400, en el barrio Los Zorzales, a unos cinco kilómetros del lugar del ataque.
Ayer, los investigadores buscaban reconstruir el recorrido que hizo el matrimonio en el Volkswagen Voyage. También intentaban precisar la ubicación de los tres protagonistas adentro del coche. Hay certezas de que Aragón, Schuwab y Cabello llegaron juntos al santuario y que los disparos se realizaron afuera del coche: en el Voyage no había rastros de sangre.