Cristina se alejó de Brasil
Cristina Kirchner se mostró - hasta ahora - como la mas hostil en esta Cumbre de las Américas, hacia el presidente Barack Obama quien busca reformular los lazos de Estados Unidos con la región atento al crecimiento de la influencia China y la distancia que la Casa Blanca tomó hace más de una década ante el surgimiento del populismo de izquierda en Latinoamérica, en su momento liderado por Venezuela.
Cristina incluso estuvo más dura que Raúl Castro quien pese a que hizo un riguroso repaso histórico de las intervenciones de EE.UU en Cuba y Latinoamérica se permitió terminar su discurso afirmando que cree que Obama es un hombre honesto y le pidió disculpas porque "él no tiene nada que ver con lo que estoy contando". Posteriormente, una reunión privada entre Castro y Obama permitió fotografiarlos sonrientes y estrechandose la mano.
Por el contrario, la presidenta argentina le apuntó al corazón de la nueva estrategia norteamericana, las ONGs, a quienes cuestionó porque "nunca está claro quienes las financian y siempre acusan sin pruebas" y las acusó de ser instrumentos de los "golpes blandos",como caracterizó Cristina a la supuesta nueva modalidad de intervención norteamericana en reemplazo de los tradicionales golpes de Estado militares a los que indirectamente aludió Obama aquí en Panamá cuando dijo "que las épocas de las intervenciones de Estados Unidos en la región han quedado atrás".

Pero a la par de que el gobierno estadounidense busca recomponer relaciones con Cuba y superar las épocas de apoyos a dictaduras o desembarcos de "marines", también pretede influir en la llamada "sociedad civil" para proteger sus intereses y los de sus aliados.
Previo a la Cumbre se desarrollaron aquí Foros empresariales, de educación y de la sociedad civil. En este último se dio el mayor conflicto cuando activistas cubanos pro y anti castristas se tomaron a golpes de puños e impidieron el normal desarrollo del Foro.
No es casual que haya sido en ese Foro donde se enfrentaron. Quedó en claro con las palabras de Cristina que los gobiernos más radicalizados de la región - Castro, Maduro, Correa, Morales y la propia Cristina- que no casualmente no participaron de la cena de honor, buscan cruzar lo que consideran una nueva estrategia de dominación de EE.UU y más allá de las palabras de buena voluntad, no creen que Obama sea sincero, de hecho Cristina comenzó pidiendo que se agregue la "sinceridad" como ítem en este tipo de cumbres.
Argentina quedó en esta cumbre lejos de Brasil, su histórico socio en el Mercosur. Dilma Rouseff se mostró con Obama en el Foro empresarial y en su discurso prefirió destacar las mejoras en la región: "antes nuestros problemas eran hambre y desempleo, ahora estamos en otra etapa", afirmó y, previó a su llegada, cuestionó en CNN las políticas de Maduro hacia la oposición venezolana aunque también opinó contra el decreto de EE.UU sobre la "amenaza" de Venezuela.
El giro de Obama y las ONG
Obama tuvo gestos inéditos para un Presidente norteamericano. Pidió dejar atrás los intervencionismos, cuestionó que el crecimiento económico amplie la brecha entre ricos y pobres y - en el hecho simbólico más importante de los últimos tiempos en la región - estrechó la mano de Castro y anunció que pedirá formalmente al Congreso norteamericano que derogue el embargo contra Cuba.
Pero la política es dinámica y los nuevos conflictos ya asoman. En Venezuela y Cuba la USAID, el organismo estadual estadounidense dedicado a "apoyar" a las ONGs, ha sido acusado de ser en realidad un elemento de financiaciamiento opositor. Cristina se subió a ese cuestionamiento que podría teñir el futuro de la región, superados los enfrentamientos armados (las FARC en pleno proceso de paz son la última guerrilla que queda en la región), la "batalla" se da ahora en el marco de la democracia moderna.
El desafío para los gobiernos populistas es como explicar a sus ciudadanos que el "enemigo" esta en la "sociedad civil". La figura del dictador militar respaldado por EE.UU permitía no solo justificar los históricos problemas de crecimiento y equidad en Latinoamérica sino también, como habilmente sugirió Obama, era útil para esconder sus propios fracasos.
Un ejemplo fue las diferencias en la caracterización de la prensa. Mientras que Obama dijo que aunque la prensa lo critique el entiende que es su función, el ecuatoriano Rafael Correa - bajo cuyo gobierno se sancionó la ley de Medios tal vez más "dura" de la región - le salió al cruce: "Falso dilema de que entre una prensa mala y una prensa silenciada es mejor una prensa mala. Seguimos prefiriendo una buena prensa".
Curiosamente el mensaje del Papa Francisco, leído por su representante, el Secretario de Estado del Vaticano y ex Nuncio Apostólico de Venezuela, Pietro Parolin, fue el más cuestionador de las cuestiones de fondo y no de forma. Francisco atacó la injusta distribución de la riqueza vigente en el mundo actual, cuestionó que se fomenten teorías de derrame que solo permiten lleguen "migajas a la mesa de los pobres" aludió, como es habitual en él a la dura situación de los inmigrantes y exhortó a los mandatarios a confluir para encontrar soluciones comunes a estos desafíos.
No es casual que tras su participación como intermediario en la recomposición de relaciones entre EE.UU y Cuba, El Vaticano haya sido por primera vez a participar de una Cumbre regional de este tipo.