Diseñan un film bioadhesivo ocular para el tratamiento del glaucoma

17.10.2014 08:56

Cientificos Cordobeses

Se trata de una película que libera gradualmente un fármaco contra esa enfermedad, una de las causas más comunes de ceguera irreversible. Actualmente, la única forma de administrar ese fármaco es por vía oral, ya que se trata de un compuesto poco soluble como para aplicarlo en gotas tradicionales. Aún resta probarlo en humanos.

El desarrollo innova en la forma de administrar Acetazolamida (AZM), un fármaco utilizado en el tratamiento de esta patología ocular crónica. Foto La Mañana/InfoGEI
El desarrollo innova en la forma de administrar Acetazolamida (AZM), un fármaco utilizado en el tratamiento de esta patología ocular crónica. Foto La Mañana/InfoGEI

- Un film súper delgado, similar a un lente de contacto, que se adhiere al ojo sin irritar ni obstaculizar la visión, y que libera gradualmente un fármaco para frenar el avance de la ceguera producida por el glaucoma. La frase describe sintéticamente el dispositivo terapéutico creado y recientemente patentado por un equipo de científicos del Departamento de Farmacia de la Facultad de Ciencias Químicas la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

El desarrollo innova en la forma de administrar Acetazolamida (AZM), un fármaco utilizado en el tratamiento de esta patología ocular crónica, que en Argentina tiene gran incidencia en mayores de 61 años. A nivel mundial, se estima que esa enfermedad afectará a 80 millones de personas para 2020.

El glaucoma se caracteriza por un aumento de la presión intraocular que genera daño irreversible en el nervio óptico y disminuye progresivamente la visión. Puede detectarse a tiempo con estudios oftalmológicos periódicos, pero no puede revertirse cuando ya produjo pérdida de la vista. Drogas como la AZM mantienen la presión intraocular baja y evitan el avance de la enfermedad.

Actualmente, la única forma de administrar ese fármaco es por vía oral, ya que se trata de un compuesto poco soluble como para aplicarlo en gotas tradicionales. Para asegurar su efecto, hoy se utilizan dosis elevadas, lo que genera efectos adversos como diuresis o enfermedades en la sangre (discrasias severas).

El instrumento creado por los científicos de la UNC, en cambio, es una lámina de polímeros biocompatibles que se coloca en el saco conjuntival del ojo, donde se adhiere y queda anclado. Así se evita que los “mecanismos de barrido”, como el parpadeo y las lágrimas, lo muevan o expulsen mientras libera gradualmente el compuesto activo.

Según explica Santiago Palma, miembro del equipo de investigación, este sistema asegura la llegada de la droga al interior del ojo en forma eficiente, evitando los efectos adversos de su ingesta. Y, en ese sentido, destaca que el dispositivo puede permanecer mucho tiempo en el ojo sin generar irritación o molestias.

Etapa experimental

Durante los experimentos con conejos, los autores probaron láminas realizadas con diversas combinaciones de polímeros y midieron la velocidad de liberación del medicamento, el grado de adhesión de la película y la irritación provocada. “Para que la droga sea liberada de forma lenta y constante debimos someter la película a un proceso de recubrimiento. El film queda adherido al ojo por lo menos dos días sin generar irritación, resiste los movimientos de barrido naturales y, al mismo tiempo, es posible sacarlo sin producir daño ni molestia”, aclara Palma.

Hasta ahora, los investigadores pudieron mantener la liberación constante de fármaco durante ocho horas, pero suponen que ese tiempo puede extenderse y, correlativamente, espaciar la aplicación de las películas.

Mejorar la frecuencia de colocación no es un tema menor. Por un lado, la única forma de impedir el avance de la enfermedad es mantener la presión ocular baja, lo que implica mantener constante la acción terapéutica de la droga. Por el otro, diversos estudios aseguran que el 25% de los pacientes con enfermedades crónicas no cumplen correctamente el tratamiento. Por esa razón, contar con un dispositivo de fácil aplicación, impactaría positivamente en la adhesión a la terapia.

Aunque todavía no se han realizado pruebas en humanos, los experimentos que respaldan la eficacia de este invento son contundentes: en cuatro horas lograron reducir la presión intraocular en el 40% de los animales que participaron en la experiencia, lo que convierte a este sistema de administración tópica de la AZM, en una de las terapias más efectivas para frenar la ceguera provocada por el glaucoma.

El equipo de investigación está formado por Luis Tártara, Santiago Palma, Daniel Allemandi y Juan Llabot de la Facultad de Ciencias Químicas y María Ahumada de Ciencias Económicas, todos de la UNC. (InfoGEI) Mg