Las expresiones sexistas son recurrentes entre los universitarios
En los ámbitos académicos, la violencia de género se da mayormente con comentarios discriminatorios sobre características, conductas o capacidades de varones, mujeres o trans. Estas prácticas suelen ser naturalizadas e invisibilizadas por los universitarios. Especialistas proponen incluir formación en género dentro de los planes de estudio de todas las carreras.
.-La violencia de género trasciende las relaciones del ámbito privado, familiar, y se manifiesta en los diferentes espacios de la sociedad, entre ellos, el universitario donde los estudiantes también sufren o atraviesan este tipo de situaciones.
Bajo esa hipótesis, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) realizó una encuesta online a una muestra proporcional de 950 estudiantes de los primeros años de 15 dependencias de esa unidad para identificar qué lugar ocupan los diferentes actores universitarios en la generación y reproducción de la violencia de género.
Los resultados del muestreo derriban los mitos que sostienen que la violencia está vinculada a una carencia de “educación” y muestran a la Universidad como un espacio donde también se produce y reproduce violencia de género, a través de dos variantes: la discriminación sexista y el acoso sexual.
El trabajo revela que en el ámbito prevalece la violencia verbal o simbólica: en un 60% de sus respuestas, los alumnos refieren haber escuchado comentarios sexistas o discriminatorios sobre las características, conductas o capacidades de varones, mujeres o trans.
En diálogo con la prensa universitaria, Alicia Soldevila y Alejandra Domínguez, profesoras e investigadoras de la UNC, señalaron que tales prácticas cuenta con un mayor grado de naturalización e invisibilización, a la vez que parece estar más tolerada y sostenida socialmente.
El análisis de las especialistas revela además que los comentarios sexistas la forma de violencia de género más frecuente según el estudio- provienen tanto de estudiantes como de profesores. A estos últimos se los reconoce a menudo como autores de descalificaciones, hostilidad, sobrecarga de exigencias y exclusión de actividades por cuestiones de género.
En tanto, un 20,1%, reconoce haber recibido comentarios subidos de tono u obscenos, silbidos, gestos en el aula, pasillos u otros lugares de la universidad. La descalificación, burla, grito, desvalorización o bromas se ubican en un tercer lugar con un 12,9 por ciento. Las respuestas en que las estudiantes mujeres afirman haber sufrido estas situaciones triplican a las de los varones.
Asimismo, Domínguez y Soldevila destacaron que la violencia de género está presente tantos en grupos en los que prevalecen las mujeres, los hombre o donde hay una paridad entre ambos, aunque en los masculinos se reconoce una mayor hostilidad hacia las mujeres.
Propuesta
A partir de este cuadro diagnóstico, las especialistas proponen incluir la formación en género dentro de la currícula de todas las carreras que dicta la UNC. “Si las relaciones entre varones y mujeres se construyen socialmente, también es posible hacerlo desde otro lugar, de mayor igualdad y de mayor reconocimiento de esa diversidad”, expresan.
En ese sentido, subrayan la necesidad de “reconocer la existencia de la problemática y generar mecanismos de sensibilización y tratamiento para poder avanzar en la construcción de una verdadera universidad inclusiva”.
A su criterio, no se trata solamente de un problema en la formación de los estudiantes, sino que también requiere de una modificación de las prácticas docentes, basadas en la formación y en la previsión de mecanismos de evaluación específicos para esta problemática. Además, resaltan la necesidad de intervenciones puntuales en los territorios masculinos, espacio que se presenta como el más hostil hacia las estudiantes mujeres.
Finalmente, destacan la necesidad de un permanente y progresivo compromiso institucional en el campo universitario “para ir desarmando y desarticulando estas situaciones y prácticas que están tan naturalizadas como la risa, la burla, y que siempre terminan legitimando las desigualdades”.