Los Pumas juegan ante Australia

25.07.2015 04:59

 Tras el mal debut frente a Nueva Zelanda, el seleccionado se mide a las 19.40 con los Wallabies (TV por ESPN + y Canal7)

Los Pumas van por una actuación convincente ante Australia.

Cuando los Pumas consiguieron su primera victoria en el Rugby Championship, ya habían demostrado que eran capaces de competir de igual a igual con las potencias. Ese triunfo fue el parangón que necesitaban para ratificar que la vía tomada en 2012 era la correcta. Casi un año más tarde, en el mismo escenario y ante el mismo rival, el seleccionado argentino vuelve a encontrarse apremiado. No ya por la presión de ganar, pero sí con la necesidad de recuperar el aura que lo acompañó durante todo el último año, sobre todo en lo referido a la peligrosidad del ataque, que tuvo su corolario en la gesta materializada aquí, pero que una semana atrás, en el debut frente a Nueva Zelanda, quedó en deuda.

El 4 de octubre de 2014, los Pumas derrotaron a los Wallabies 21-17 en el estadio Malvinas Argentinas, de esta ciudad, su primer triunfo en el certamen hemisférico tras 15 partidos. El éxito ante Francia en noviembre robusteció aún más el andar del equipo. Sin embargo, en el partido ante los All Blacks se advirtió el renacer de viejos vicios que parecían extintos. Hubo atenuantes, como el hecho de ser el primer partido tras una preparación atípica y el de enfrentar al mejor equipo del mundo. Hoy, cuando a las 19.40 comience el partido, esas excusas no contarán y la premisa pasará por reencarrilar el rumbo.

No será una misión sencilla. En primer lugar, porque Daniel Hourcade dispuso siete cambios en la alineación titular, por lo que avanzar en el juego asociado será más difícil. Además, Australia parece despojada de los fantasmas que la aquejaban un año atrás y llega con un juego letal y la confianza a pleno tras derrotar a Sudáfrica.

En concordancia con lo que había anunciado, el entrenador argentino rotará el plantel, tanto para dosificar esfuerzos como para probar jugadores con la mira puesta en el Mundial, lo mismo que los otros tres equipos. Un lujo que aún no puede darse en la primera línea, pero sirve para darles la chance a jugadores en ascenso, como Javier Ortega Desio y Matías Moroni, o para ver cómo está Gonzalo Camacho tras dos años sin jugar.

Michael Cheika, DT australiano, también pateó el tablero al realizar siete cambios. Lo más destacado ocurre entre los medios, donde Nick Phipps y Bernard Foley lucen menos amenazantes, pero más pensantes que Will Genia y Quade Cooper. Juegue quien juegue, los Wallabies parecen haber recuperado la fluidez de sus épocas doradas. Como lo reconoció el propio Imhoff (ver pág. 3), con una aclaración terminante y esclarecedora: "Australia tiene los mejores tres cuartos del mundo. Al 50% es capaz de ganarnos fácil".

El juego vertiginoso de los backs australianos está facilitado en gran parte por la dinámica de la tercera línea, acrecentada con el ingreso de Ben McCalman por el más potente, pero también más lento Scott Higginbotham. La salida de Michael Hooper deja de ser una ventaja cuando quien ingresa es David Pocock (su primera aparición como titular en tres años tras varias lesiones); además, el rubio promete ser una amenaza cuando entre desde el banco. Por si fuera poco, a eso le sumó una gran mejoría en el scrum de la mano del argentino Mario Ledesma, plasmada en el domino que evidenció en el segundo tiempo ante los Springboks.

"Sabemos que vamos a jugar ante un equipo que nos propondrá una presión muy fuerte y analizamos otros detalles del sistema de juego de Australia", advirtió Hourcade. "Seguimos por el mismo camino, tratando de tomar más ritmo como equipo y de seguir creciendo."

Pero al margen de los nombres y de la capacidad del rival, la Argentina tiene la misión de recuperar el juego vertical y moderno (que intenta reflejarse precisamente en el rugby australiano) que alcanzó en 2014, sin olvidar las premisas de defensa y obtención. Primero, por una cuestión de acumular confianza a 55 días del Mundial. Segundo, porque más allá de que la preparación para la Copa esté en su primera etapa, no quedan más que tres ensayos. Tercero, por la obligación de responderle a la gente que partido tras partido deposita su fe en este equipo.

Si capitalizó o no aquel triunfo es algo que sólo se podrá determinar en la medida en que llegue al segmento decisivo del partido en posición de ganar, algo que estuvo lejos de ocurrir una semana atrás. En cambio, Australia demostró tener hambre de victoria con dos tries en los últimos 10 minutos ante los Springboks, y tiene la ventaja de definir frente a los All Blacks en Sydney. Los Pumas se sacaron el peso de varios partidos que se escaparon por poco, la mayoría ante los propios Wallabies, pero para llegar a ese estadío primero deben colocarse en posición de ganar, y eso implica dar un salto grande respecto de la actuación en Nueva Zelanda, además contener a un rival que cuando toma confianza y fluidez se hace muy difícil de frenar.

Exigir un triunfo, más en esta etapa de preparación, sería exitista. Sí cabe esperar que este equipo, con los atenuantes mencionados, vuelva a ser capaz de jugarles de igual a igual a las potencias y, sobre todo, que recupere voracidad de su juego de ataque.

Un partido malo (como ante All Blacks) es comprensible. Dos sería preocupante y conllevaría el riesgo de transformar el triunfo de un año atrás un hecho aislado. Pero una buena actuación, al margen del resultado, volvería a poner a los Pumas sobre rieles. El tren a Londres ya partió hace rato