Un mendocino en Irak y la lucha contra Isis

06.03.2015 09:08

Maximiliano Mattioli, nacido hace 39 años en Godoy Cruz, es hoy conocido como uno de los pocos occidentales que decidieron unirse a los peshmergas kurdos. “Vi las locuras que hicieron y decidí que tenía que hacer algo.

Mattioli es el primer argentino del que se sepa que se encuentra combatiendo en Irak contra el Isis. Foto Jornada/InfoGEI
Mattioli es el primer argentino del que se sepa que se encuentra combatiendo en Irak contra el Isis. Foto Jornada/InfoGEI

El mendocino Maximiliano Mattioli llevaba una cómoda vida en España, trabajando en bares de Ibiza y Barcelona hasta que un día sintió que debía viajar a Irak para luchar contra el Estado Islámico (Isis).

Instalado desde diciembre pasado en el frentes de guerra, Mattioli dijo en una entrevista para la agencia de noticias Télam que no piensa "en la posibilidad de ser capturado", como ocurrió recientemente con 17 de sus compañeros que fueron decapitados por los yihadistas y su muerte mostrada en un video.

"Uno no piensa en caer capturado, y menos planear un suicidio antes de ser torturado. Eso pasa en las películas. En la realidad todo es más caótico", aseguró desde Kirkuk, la ciudad controlada por combatientes kurdos y principal bastión de la resistencia frente a los yihadistas.

Mattioli es el primer argentino del que se sepa que se encuentra combatiendo en Irak contra el Isis, así como uno de los pocos occidentales que se sumaron a las filas de las fuerzas kurdas para detener el avance de los yihadistas desde que capturaron extensas zonas de Irak con una ofensiva relámpago lanzada el año pasado.

El Estado Islámico, en cambio, ha logrado reclutar a cientos, quizás miles, de occidentales, sobre todo europeos, así como a musulmanes de países árabes o islámicos.

El joven mendocino dijo que él no está en Irak por dinero, "no soy un mercenario. Vi las locuras que hicieron los milicianos del EI en Siria y todo lo que vino después, y decidí que tenía que hacer algo. Esta gente ha pasado muchos límites. Son fanáticos ignorantes y expansionistas. Una combinación peligrosa", añadió.

A la "indignación e impotencia" frente a los actos de los yihadistas se sumaron otros factores: "Siempre me gustó tener una vida aventurera, y luego está el tema de hacer cosas a pesar de los miedos", explicó Mattioli.

"Seguramente es más cómodo sentarse en casa calentito en el sofá, mirar la televisión y cabrearse por lo mal que está el mundo y luego ponerse a ver un partido de Champions", agregó este comprovinciano que cuenta con preparación militar, otro factor que fue decisivo a la hora de unirse a los peshmerga.